Novelas que se escriben solas

Como os dije en la entrada referida a los proyectos que tengo para este 2014, ese mismo día comencé con las primera de las 2 novelas que pretendo escribir. Lo hice, dejé acabado el primer capítulo. Luego estuve sin escribir una semana. Tras ella, volví al teclado y, tras un par de días dubitativos, me lancé en serio a la tarea. Desde entonces, en apenas una semana, he escrito 15.000 palabras. Una locura. Nunca me había pasado. Siempre he escrito muy rápido y, además, soy bastante constante. Pero 15.000 palabras equivalía, al menos, a 15 días, no a 7. Como os digo, una locura.

Al mismo tiempo es una gozada ver cómo las palabras salen solas y la historia engorda y se teje con naturalidad y sencillez. Es un proyecto completamente realista. El primero de todos y, creo, que no será el último. Se me da bien. Me resulta sencillo escribir sobre temas cotidianos, en este caso sobre amor o, más bien, desamor.

Sin querer comparar y, salvando las -obvias- distancias, es una historia propia de Murakami. No en su vertiente surrealista, claro. Un autor al que odio más que amo pero que, debo admitir, me ha inspirado bastante. Una novela del corte de Al sur de la frontera, al oeste del sol. También hay un poco de Los años de peregrinación del chico sin color. De hecho, defino muchas veces al personaje principal como un chico gris. Cosas del subconsciente, supongo.

No tengo ni idea de cuánto ocupará ni cuánto tardaré en escribirla pero, visto lo visto, menos de lo habitual. Tal vez con ésta decida volver a probar con las editoriales tradicionales, a pesar de conocer su respuesta de antemano. Ya veremos. Os dejo un breve fragmento para abrir boca.


"—A veces pienso cómo sería el mundo sin ti. Qué habría pasado si nunca te hubieras sentado a mi lado aquella mañana, si no me hubieses pedido una galleta. Tal vez seríamos distintos. Estoy seguro de que yo sería diferente. ¿Dónde estaría yo ahora en vez de en el salón de casa de tus padres escuchando un disco de los Scorpions? No tengo ni la más remota idea, pero lo que sé seguro es que estaría en un lugar distinto. Viviría y habría vivido otra realidad. Como si, según los caminos tomados, el futuro se iría diversificando aquí y allá. Como una gran red de tuberías construida de manera aleatoria y donde, el agua, nunca sabe qué camino tomar a continuación. Uno, sin quererlo, puede tener muchas vidas pero, a la hora de la verdad, sólo recorremos un camino, un único sendero".


Un abrazo, blogonautas :)

Comentarios

  1. Me gusta la metáfora de la red de tuberías. Muy certera. Cierto es, de las miles de vidas posbles... En fin. Estás en racha. Es un goce, un gran momento vital sorprenderse a uno mismo viendo como el arte, alguna vez, fluye.
    Un abrazo.

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    1. Gracias por pasarte, Igor. Es bonito como, después de varios años, las historias siguen fluyendo como el primer día.

      Un abrazo.

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